domingo, 13 de septiembre de 2009

Violín y piano al unísono

por Cecilia Carchi
"En el medio musical es popular la frase: Kreisler es Dios, Heifetz el profeta, el resto son violinistas". Así empieza la entrevista Jorge Saade Scaff, acompañado de Adam Wegrzynek, pianista canadiense de ascencencia polaca.

Los conciertos presentados en Guayaquil, Ecuador son el resultado de un trabajo en conjunto, producto de una amistad que proviene de los estudios realizados por ambos en la Universidad de Miami, de donde reconocen la mayoría del conocimiento académico que poseen.

Para Saade toda su formación fue igualmente importante y decisiva en su carrera. Sus maestros, tanto ecuatorianos como soviéticos, impulsaron el interés por el instrumento.

De Lermo Erendi, estoniano y Andrei Podgorni, soviético, recibió la experiencia que ahora tiene como músico. La parte más fructífera de su carrera fue su estadía en Estados Unidos, en la cual durante cuatro años se dedicó exclusivamente a estudiar; con posterioridad el aprendizaje con Thomas Moore, con quien compartió y dialogó sobre técnica e interpretación; él fue definitivamente quien le ayudó a tener una visión más amplia y clara de la música.

Adam Wegrzynek, por su parte, dividiría su educación en tres etapas. La primera empezó a los cinco años de edad y concluyó a los dieciséis en Canadá, en la cual lo más destacado fue la enseñanza de la técnica. La segunda, en Polonia, con la maestra Regina Smendzianka, período caracterizado por una exigencia fuerte en la disciplina. Y su última etapa de formación la tuvo en Estados Unidos, en California y Miami, bajo la dirección del pianista Iván Davis. Resultado de todo ello es su madurez en la interpretación y los numerosos recitales y conciertos que se encuentra ofreciendo ahora.
Nivel técnico

A muchos músicos les importa sobremanera la técnica interpretativa que logren conseguir con el paso del tiempo. La de Adam Wegrzynek es una herencia polaca, que proviene de Regina Smendzianka, quien a su vez la obtuvo de Henri Stomka y este de uno de los pianistas más destacados de los últimos tiempos: Paderevski. Conseguir el instrumento, la mejor calidad de sonido, no importa el rango de intensidad (ya sea fortísimo o pianísimo) ha sido uno de los logros más importantes de todo este estudio.
Jorge Saade, igualmente, es un cúmulo de experiencias técnicas. La alemana, impartida por su profesor José Barniol, que estudió en España y Alemania; la rusa, adquirida con los soviéticos y la franco - belga, que la obtuvo con Thomas Moore. De todas con la que se ha identificado más es ésta última, puesto que le proporciona mayor libertad para desarrollar su propio estilo.

Músicos influyentes

Jasha Heifetz se encuentra en primer lugar en la lista de violinistas que más admira Jorge Saade. Nunca ha intentado imitarlo, lo reconoce como el más grande violinista del siglo y de él conserva todas las grabaciones que ha realizado. Hay otros también por los cuales siente una especial predilección: Milstein, Szeryng, Oistrakh. Para Adam Wegrzynek, es Kristian Zimerman, el pianista polaco que ganó la competencia Chopin en 1965, su fuente de consulta a la que siempre recurre. Igualmente ha seguido su carrera desde el principio y tiene todas sus grabaciones. De él admira lo impresionante de su técnica y porque en la construcción del sonido es la más clara que ha escuchado hasta el momento. Igualmente disfruta de Arthur Rubinstein y Vladimir Horowitz, quien fue maestro de Iván Davis, con quien él todavía continúa estudiando.
Los instrumentos
Hay músicos que prefieren tocar con un instrumento determinado o que sueñan con algún día tener los que forman parte de la tradición histórica. Jorge Saade toca con un violín Andrea Guarnerius, cuyo sonido es muy puro. Fue hecho en Cremona (Italia), en 1682, por el abuelo de Guarnerius del Gesy y comprado en Estados Unidos a un violinista amigo cuando éste se retiró de la Orquesta Sinfónica de Boca Ratón (Miami). Espera tener algún día un Guarnerius del Gesy o un Stradivarius, pero lo ve muy difícil, puesto que el valor de los violines ha subido mucho últimamente. Wegrzynek por su parte tiene en su casa un Baldwin de cola (7 pies) con el que ensaya siempre para todos sus conciertos, pero aspira poseer un Hamburg Steinway, instrumento que tiene una calidad sonora muy alta.

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